Primeros pasos para la creación de la Cooperativa

Las empresas siempre llevan implícito un ramillete  de deseos y un contenido de ilusiones de cambio, para que no les falte la alegría al momento de su constitución y desarrollo.

El siguiente paso que dan esos hombres de Saelices con marcada tendencia emprendedora, como después demuestran, es el de trazar el camino a seguir para agrupar sus fuerzas y conseguir explotaciones más prósperas, a semejanza de algunos de los agricultores potentes del pueblo que ya disponían de tractores alemanes de la marca Land Bullog.

Consideran que los primeros pasos a realizar en su mundo de ilusiones en el que se sienten inmersos, es sumarse al proyecto puesto en marcha por el Gobierno para llevar a cabo la Concentración Parcelaria de las tierras.

Los agricultores saben que tiene muchas parcelas pequeñas y que lo ideal es aumentar su tamaño, para conseguir que con cinco o seis parcelas se puedan agrupar en una o dos, por lo que dan la bienvenida a la llegada de la Concentración.

La primera disposición sobre concentración parcelaria fue publicada en el Boletín Oficial del Estado del 20 de junio de 1952, siendo Ministro de Agricultura D. Rafael Cavestany, si bien los primeros ensayos sobre concentración no tiene lugar hasta 1955 con la Ley de Reforma y Desarrollo Agrario (LRYDA).

Los objetivos y ventajas de la concentración que se anunciaban eran:

  • Lograr que las fincas concentradas estuvieran integradas en una sola para mejorar sus rendimientos.
  • Dejar de labrar aquellas explotaciones de suelo que fueran antieconómicas.
  • Realizar las obras de saneamiento necesarias, es decir, drenajes, desaparición de márgenes, ribazos y espacios perdidos.
  • Construir vías de comunicación a las nuevas parcelas creadas haciendo nuevos caminos o modificando y mejorando el estado de los existentes.
  • Sanear también los títulos de propiedad dadas las lagunas que había en Registros Catastrales y de la Propiedad, pues las propiedades se acreditaban a veces con simples papeles hechos por un particular y sin ninguna formalidad legal.

 

Las agrupaciones de las nuevas parcelas serían definitivamente marcadas en sus límites con mojones, hecho este que ante su fuerte demanda, dio lugar a que en el pueblo, más de uno con perspectivas de negocio, tomasen la iniciativa montar una fábrica de prefabricados de hormigón, bloques y mojones.

Por último, quedaba claro para todos que los trabajos serían realizados por personal técnico del Ministerio de Agricultura y sin costar una sola peseta para los propietarios de las tierras.

¿Se podía conseguir algo más beneficioso para el pueblo, para sus tierras y a mejor precio? La respuesta desde luego era: ¡Qué no! En cuanto a los inconvenientes que algunos veían con la concentración eran de naturaleza puramente afectiva o sentimental, pues no se podían probar.

Consideraban que sus tierras eran las mejores y las que daban más cosecha —a decir de sus padres, de sus abuelos—, temiendo que las que pudieran asignarles reagrupadas fueran peores, realidad esta que en ningún caso se pudo dar, dado que los técnicos de concentración fueron muy meticulosos a la hora de analizar los componentes del suelo de cada parcela y determinar sus valores individuales.

La Concentración Parcelaria fue sin duda un hecho transcendental para el nacimiento de nuestra Cooperativa, como después veremos, y el Cuaderno de Valoraciones que se estableció para todas las parcelas del pueblo, pasó a ser las tablas de la ley que regulaban y siguen regulando analógicamente los principios de orden económico de valoración de tierras.

En la Concentración también se hablaba de posteriores efectos negativos que se deberían tener en cuenta de cara al futuro.

Uno a corto plazo, que afectaría a toda la flora y la fauna de la zona, pues era frecuente ver sobrevolar sobre la gran variedad de colores del campo a chorlitos, avutardas, milanos, abubillas, zorzales, colorines, lechuzas, búhos, codornices, perdices, etc., en busca de alimento, insectos, pequeños brotes de plantas, pequeños reptiles, ratoncillos, y buscando un punto donde anidar para reproducirse, todo ello sin dejar de estar acompañado de trinos y reclamos en busca de pareja.

Al agrupar las tierras y eliminarse islas y lindes con vegetación, su población podría verse disminuida.

El otro efecto negativo más a largo plazo, se debería a los repartos de parcelas por herencias, segregaciones o ventas, efectos que, a decir verdad, ya han empezado a aflorar en terceras generaciones para tierras explotadas por la Cooperativa, al dejar de vivir en el pueblo, deshacerse de la casa que tenían y debilitarse los vínculos naturales.

Los agricultores de Saelices en general, valorando al final que serían muchas las ventajas que la concentración les iba a traer para la modernización y mayor rentabilidad de sus campos, tuvieron claro desde el primer momento que no podían dejar pasar la oportunidad que se les brindaba y se dispusieron a participar y colaborar de forma activa en todo lo que de ellos dependiera.

El proceso duro su tiempo dado los muchos trabajos a realizar sobre viabilidades, grados de fertilidad y niveles de clasificación del suelo —a veces muy irregulares y con muchos relieves—, para después diseñar, agrupar y distribuir las nuevas parcelas, con el fin de que las compensaciones en terrenos a unos y otros estuviesen equilibrados y bien compensados.

Ha pasado ya tiempo y son pocos los testimonios que ahora quedan de aquellos trabajos, sin embargo hay uno que citaremos como ejemplo que exponían mediante pantalla, a la hora de argumentar razones y ventajas de la Concentración.

Partiendo del hipotético caso de un agricultor que tuviese diez parcelas situadas en distintos puntos del término de Saelices, mediante una madeja de hilo se iban midiendo los recorridos que entre nueve o diez veces al año como mínimo tenía que hacer, yendo y viniendo a cada una de ellas para, arar una o dos veces, eliminar los rastrojos, quitar piedras, retirar brozas, quemar calaminos, echar basuras, sembrar, arrodillar, retirar piedras, hacer la escarda, segar y finalmente acarrear la mies segada en varios viajes.

Por el contrario y una vez agrupadas sus parcelas en solo dos, los recorridos de hilo para realizar los mismos trabajos, eran de un 80% menos, con lo que se ahorraban mucha horas de trabajo, muchos kilómetros a recorrer y una mejora ostensible en su calidad de vida.

Estos porcentajes fueron aun mejorados con la mecanización del campo, a lo que también había que sumar unos menores gastos en combustibles y de reducción de horas de trabajo.

A todo ello pues vino a poner fin en Saelices el Servicio Nacional de Concentración Parcelaria y Ordenación Rural, estableciendo Relación Oficial de Atribuciones de parcelas, recogidas en nueve polígonos, con especificaciones de hectáreas, áreas y centiáreas y, como más importante, valoración en pesetas de las parcelas correspondientes a 480 propietarios.

Cada propietario firmo al acta de atribuciones y recibió a su vez los nuevos títulos de propiedad ajustados a derecho e inscritos en el Registro de la Propiedad, documentos éstos de especial trascendencia y valía en la actualidad para tratamiento de herencias, discusiones de titularidad y posibles ventas.

Ejemplo de cómo quedaban las parcelas concentradas