Prólogo

La Leyenda de la Cooperativa Santísimo Cristo del Amparo

Durante los años que he venido ejerciendo el cargo de Secretario de la Cooperativa, he tenido ocasión de conocer el cierre de muchos ejercicios casi siempre con la sensación de que las cosas nos podían haber salido mejor, si no hubiéramos tenido problemas por la falta de lluvias y el tener que afrontar continuamente el alza de precios de los abonos, combustibles y todo tipo de maquinaria.

Por otra parte, la política de la PAC, que si inicialmente trataba de garantizar un nivel de vida equitativo a la población agraria mediante el aumento de sus rentas, a los pocos años de su implementación comenzó a escribir renglones más bien descorazonadores para nuestra agricultura y, como pieza final de la fiesta, tuvimos que bailar con las ventas de nuestras producciones a los acordes marcados por la varita de los especuladores, en especial desde el nacimiento de la globalización.

Hemos tratado de defendernos todo lo que hemos podido contra éstas, digamos, cosas instituidas, recordando que antes de entrar en la Unión Europea, los agricultores tenían la cosas más sencillas y claras, se llevaban las producciones al Servicio Nacional del Trigo, les daban unos negociables, pagaban algún interés llegado el caso y se cobraban los productos entregados cuando querías o necesitabas el dinero a precios alzados.
Los kilos de trigo y harina tenían mucho paralelismo.

Bien es verdad que salvo en los primeros años de la fundación de la Cooperativa, que los socios estuvieron sin cobrar nada durante unos años, siempre se han pagado beneficios a los socios, se ha podido ahorrar algo de dinero para atender la renovación de la mucha maquinaria que ha habido que comprar, sin ningún tipo de agobio económico, dada la buena salud financiera de la que siempre hemos disfrutado.

Esta serie de acontecimientos unidos a otros muchos más, me animaron a plantearme si merecería la pena y sería bueno para todos los socios, inclusive también para quienes tuvieran interés por conocernos, aventurarme a hacer una narrativa de acontecimientos que pasasen a formar parte de la historia de nuestra Cooperativa que también me he permitido denominar LA CASA GRANDE.

He tratado de introducir en la redacción de este pequeño libreto cierto grado de amenidad, lo que no sé si lo habré conseguido una vez se hayan leído sus páginas, como también me he permitido ciertas licencias literarias y citas en algunos casos con nombres supuestos.
Debe quedar claro que detrás de cada palabra y de cada comentario se encuentra una verdad que responde a hechos ciertos, como también he tratado que haya sido mi corazón el que principalmente hable pues por algo me confieso ser un enamorado de la Cooperativa.

Son ya muchos los años que he estado ejerciendo las funciones de Secretario, nunca he buscado nada personal salvo el esfuerzo de dedicar horas al ejercicio de mis funciones, pero siempre con ideas muy claras y definidas, las de practicar ante todo la honestidad y no recibir más de lo que reciben cada uno de los socios.

Siempre me he conformado con oír una palabra a quien ha tenido la amabilidad de usarla, aunque a decir verdad no muchos…¡¡gracias, gracias por lo que haces por los demás!!

No sé cuántos serán aun los años que me permitirán seguir trabajando para y por la Cooperativa de forma altruista, siempre claro está, que los socios me sigan otorgando su confianza y la salud me lo permita, pero si tengo la sagrada convicción que me iré de ella sin herirla, ni producir ralladura alguna en su piel.

No podemos dejar de considerar que nos pueden venir tiempos con alguna dificultad, pues el campo se encuentra bastante indefenso, tanto por razones naturales, como por políticas agrarias cuyas sinfonías no suenan nada bien o por abusivas prácticas de terceros, pero lo que sí debemos tener claro en todo momento cual es la fuerza que nos asiste y que nuestra Cooperativa marcha en la actualidad como un tren de primera, que con el tiempo pasará a funcionar como el AVE.

Buena parte de cuanto se recoge en LA LEYENDA son meras opiniones mías y en cuanto a las diversas preguntas o exclamaciones que en el texto se recogen, son sentimientos que se me escapan, en la idea que en algún momento pudieran merecer una mejor respuesta.

No quiero terminar este Prólogo sin felicitar al periódico nacido en el pueblo con el titular de SAN FELICES, sostenido por los ideales de un grupo de jóvenes que buscan que Saelices recupere su pasado, para mayor gloria de su futuro, dado que en muy buena parte compartimos plenamente su línea editorial, que en alguna medida es coincidente con las ideologías que sustentamos en esta COOPERATIVA SANTÍSIMO CRISTO DEL AMPARO Gracias a todos los que a lo largo de tantos años me han mostrado su confianza y gracias también a quienes me han prestado su colaboración para poder dar forma a esta ilusión…

¡NUESTRA LEYENDA!