Encendido de las luces que van a alumbrar la creación
de LA CASA GRANDE

La evolución de las modalidades de vida y el progreso social y  económico, han estado basadas desde la antigüedad  fundamentalmente en el mundo de la agricultura  desarrollada por el hombre.

Nos encontrábamos en el mes de marzo de 1963 y en el salón de arriba del bar de Capelo, alrededor de una estufa alimentada con paja y leña, se encontraban charlando de las cosas del campo, como era habitual, cuatro agricultores del pueblo: Julián, Evaristo, Facundo y Antonio.

Al oír la llegada de tres coches que se paraban en la acera de enfrente, uno de ellos, el más curioso, se asoma por la ventana —pues aun cuando se encontraban en la carretera general de Madrid/Valencia no era frecuente que parasen tres coches a la vez—.

¡Venid, venid a ver quién ha llegado!, exclamó.

De inmediato los cuatro comprueban que se trata del torero Luis Miguel Dominguín, dueño de la Finca de Villa Paz.

La expectación que se crea es total, todos los que estaban en el salón jugando interrumpen sus partidas y también se asoman.

La sorpresa es aun mayúscula cuando comprueban que una de las mujeres que van en el grupo era la famosa actriz Ava Gardner.

Pasaron al bar Apolo — al parecer a tomar un café —, y al rato salieron para continuar su marcha.

De inmediato el tema de conversación cambió ampliándose el corro con otros contertulios y cada uno quiso decir algo del torero y de su forma de vida.

Uno contó la anécdota que un día, encontrándose en Tarancón en donde paraban los autobuses, de repente llego un Jeep y siguiéndole otro del cual se bajan los Hnos. Dominguín.

Se dirigen a los del otro Jeep, ocupado por los hermanos Silva de La Fuente de Pedro Naharro y Horcajo de Santiago y le lían a empujones y mamporros por cuestiones de límites de tierras.

Continúan los comentarios con los amores que Luis Miguel Dominguín tiene con la artista norteamericana Ava Gardner, que ya la había traído varias veces a la Finca, a pesar de estar ella casada con el actor y cantante Frank Sinatra.

Una mujer, al decir de uno de ellos, de impresionante hermosura, con unos ojos verdes que tiraban de espalda, que él había tenido ocasión de ver de cerca en un viaje que había hecho a Villa Paz para entregar un saco de lentejas que le habían pedido para sembrar.

Restablecida la calma, los cuatro protagonistas citados, vuelven a retomar el tema de su vida, ¡el campo¡: hablan de las lluvias que habían caído de forma muy irregular, la mala nacencia del grano en algunas zonas, lo mal que estaba el suelo para trabajar con las mulas y otras cuestiones.

Cada uno de ellos cuenta su caso en concreto: Yo sembré unas pocas lentejas y no sé si van a nacer bien pues cuando las sembré la tierra estaba muy seca.

Otro, el problema que tenía con una de sus mulas que ya era vieja y no tendría más remedio que cambiarla por otra.

El tercero, que no sabía donde iba a poder guardar lo que cogiera, porque se le había hundido una parte del granero.

Y el cuarto, dando ánimos a los otros para seguir en la brega y recordándoles que a pesar de todo siempre habían salido adelante.

En determinado momento y quitándose la pelliza que llevaba puesta, se une a la reunión Gerardo, quien pasa a contarles a los presentes que viene de la Cámara Agraria y que su Secretario Antonio, le ha dicho que en unos días van a venir a Saelices unas personas de la Jefatura Provincial de Hermandades de Cuenca y Unión de Cooperativas, para hablarles de la Ley de Cooperativas de Castilla-La Mancha y de las ventajas que se podrían conseguir creando una cooperativa en el pueblo.

Todos reciben con muy buen ánimo la noticia y comienzan a especular hacia donde les puede conducir tal hecho, pues están convencidos que en el campo hay que hacer reformas y trabajar con otras herramientas, máxime cuando ya en las casas más grandes del pueblo han comprado algunos tractores.

Según lo anunciado, en los primeros días de abril de 1963 se celebra una reunión en los locales de la Hermandad Sindical con los técnicos venidos de Cuenca, Juan Bañón y José Luis Martínez, a la que asisten unas 20 personas, entre ellas varias mujeres, quienes les exponen las ideas que traen y de la disposición de las autoridades del Ministerio de Trabajo a apoyar la creación de una cooperativa en Saelices para cambiar formas de trabajar y a su vez lograr más rentabilidades labrando la tierra.

Como conclusión de lo tratado, los técnicos de Cuenca se llevan el mensaje de los asistentes de redactar un proyecto de borrador de Estatutos, en los que se contemplen tres cuestiones fundamentales comentadas:

  • Primera, que los valores a dar a las tierras que se han de aportar por cada socio sean los de Concentración Parcelaria, para determinar porcentajes de participaciones.
  • Segunda, que el modelo de Cooperativa a crear sea de explotación comunitaria de la tierra.
  • Tercera, que en la misma también puedan trabajar como empleados los socios que lo deseen.

Se comentan también otros aspectos a tener en cuenta, como que hacer con los medios que cada uno tiene actualmente para trabajar, incluidas las mulas de que disponen, qué hacer con los locales que tienen para almacenar grano y, como cuestión fundamental final, cuánto les va a costar la puesta en marcha del proyecto.

Las respuestas de los técnicos no pueden ser ni sencillas ni mágicas, se habrán de ir resolviendo sobre la marcha para cada caso y añaden a su vez que confían que se recibirán ayudas o subvenciones para la puesta en marcha de la cooperativa, sin concretar en qué términos.

Se abordan también en las conversaciones otras cuestiones, como hacer frente a la compra de tractores para la labranza; que las tierras se han de explotar en común sea bajo una misma dirección, sin que cada uno pueda decir, por ejemplo, yo en mis parcelas quiero sembrar trigo, yo en las mías quiero sembrar pipas o yo quiero sembrar lentejas, etc.

llegando a la conclusión que deberá actuarse según un plan general de siembra común que se acuerde para cada cosecha.

La reunión concluye con sensaciones muy positivas y alegría generalizada, chocándose las manos, abrazándose unos con otros, sacando la petaca para liar un cigarrillo y llegando a la conclusión que la unión será la fuerza con la que contarán para sacar el proyecto adelante, y, por supuesto, como algunos manifiestan, contando con la protección de su venerado patrón de Saelices el Santísimo Cristo del Amparo.

En el transcurso de varios días, los contactos y conversaciones entre quienes asisten a la reunión son continuos y el 30 de septiembre de 1964 se reúnen 15 de ellos —tres mujeres y doce hombres—, para proceder a leer en conjunto y más tranquilamente el borrador de Estatutos que ya les han enviado y al cabo de tres horas de reunión acuerdan: dar conformidad a los Estatutos redactados para crear la cooperativa de explotación comunitaria de la tierra, ponerle a la misma el nombre de COOPERATIVA “SANTÍSIMO CRISTO DEL AMPARO” DE EXPLOTACIÓN COMUNITARIA DE LA TIERRA, domiciliarla en la Plaza Pública número 1 de Saelices e integrarla en el seno de la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos del Campo.

Todos ellos asumen con gran alegría la responsabilidad y el honor de fundar LA CASA GRANDE que pasará a formar parte de la historia más bonita escrita en Saelices con unos corazones llenos de ilusiones incontenidas y con la gran satisfacción de que sus nombres y apellidos quedarán registrados con letras de oro en su Documento Fundacional para ser honrados por sus descendientes.

En la firma del Acta de constitución de fecha 30 de septiembre de 1964 se hacen constar los nombres siguientes: Felipe Montalbo Mazón, Evaristo Carralero Milla, Facundo Sánchez Carralero, Gregorio Seco Soria, Gerardo Villanueva Segovia, Lorenza López Sánchez, José María Sánchez Martín, Félix Jiménez Huelamo, Ángel López Jiménez, Placido Martínez Falero Torre, Julián Huelamo Sánchez, José María Ballesteros Polo, José Ballesteros Rozalén, Manuela Mazón Martínez y María Huelamo Sánchez.

El tiempo va muy rápido y de inmediato han de afrontar la preparación de los primeros trabajos para la campaña 1964 / 1965, por lo que al día siguiente acuerdan constituir la Primera Junta Rectora con el siguiente nombramiento de cargos: Presidente, Julián Huelamo Sánchez, Secretario, Felipe Montalbo Mazón, Tesorero, Placido Martínez Falero y Vocales: Gerardo Villanueva Soria y José María Ballesteros Polo.

El Acta de nombramientos se envía a Cuenca para su inscripción en el Registro General de Cooperativas, conforme a la Ley de Cooperativas de 2 de enero de 1942 y de su Reglamento de 11 de noviembre de 1943.

LA CASA GRANDE ya ha nacido, se han colocado sus cimientos legales y han de dar comienzo sus actuaciones.

Sus bravos y valientes 15 fundadores movidos por principios solidaridad y comunión de sentimientos, ilusiones y preocupaciones, no están dispuestos a dar un paso atrás y sí a coger impulso necesario para enfrentarse a los sacrificios que a no dudar han de hacer.

Con estos ideales y asumiendo la responsabilidad echada sobre sus espaldas, proceden de inmediato a explotar las 290 hectáreas de terreno que entre todos han logrado reunir.

 

Para ello acuerdan la compra de un tractor de la marca EBRO con remolque —de segunda mano—, una pequeña cosechadora de la marca CLASS — también de segunda mano—, y el equipamiento mínimo que precisan.

La siembra se seguirá haciendo a mano, así como el extender las basuras y los abonos, entonces llamado Super, que venían a ser como si fuera yeso.

El tiempo no les da tregua, el éxito de su iniciativa de crear la Cooperativa pronto despierta el interés de otros propietarios de tierras, que no se habían montado en el primer vagón del tren y ahora quieren sacar billete para subirse en él.

Ya han pasado cinco años y pronto se dan cuenta de que han de disponer de naves propias y no de locales alquilados o cedidos por alguno de los socios para guardar el trigo, cebada, pipas, etc., y también para poder resguardar la maquinaria con la que ya contaban.

Ante ello, deciden construir cuando antes una nave-almacén con capacidad para 78 vagones de grano, como referencia que se utilizaba en aquellos tiempos, equivalente a unos 1000 m2.

Dos de los socios fundadores, Placido y Félix, ofrecen de inmediato sus eras, colindantes una a la otra, situadas en la zona denominada Eras de Abajo, para la construcción de la nave/almacén a un precio de tres pesetas metro.

El proyecto de construcción es redactado por el ingeniero agrónomo Don Luis Ballestero Aguiló, quien también se encargará de solicitar las ayudas oficiales que se pudieran obtener de conformidad con la legislación vigente.

El almacén es construido por los Hermanos Martínez, de Horcajo de Santiago, por haber pasado el mejor presupuesto y ser conocido como trabajan en la zona.

Luego en tiempos posteriores, la hija de uno de ellos, Tomás, abre un supermercado en la calle Real del pueblo.

Una vez finalizada la construcción de la nave, por Don Clementino, cura párroco de Saelices se procede a su bendición.

Se han recogido ya los frutos de seis cosechas desde el momento de la puesta en marcha de la Cooperativa, ha habido nuevos ingresos de socios, las muestras de interés en el pueblo por LA CASA GRANDE siguen aumentando y al tener más terrenos por cultivar, se compran dos tractores HANOMAC de segunda mano.

Se hace realidad, por primera vez, el pago algunos beneficios económicos después de los sacrificios iniciales que han tenido que realizar y que como mínimo para sobrellevarlo, habían sembrado patatas para consumo propio que se distribuían conforme a las hectáreas de terreno que cada socio tenía.

No hay tiempo que perder, las calderas del tren no se pueden parar y hay que proceder a sustituir los tractores viejos por tractores nuevos, más modernos y con mayor capacidad de trabajo, y para financiar la compra se solicitan préstamos al Banco de Crédito Agrícola con la garantía del patrimonio que ya cuenta la Cooperativa, más el particular de alguno de los socios.

Los tractores comprados son dos de la marca BARREIROS, que han comenzado a construirse en la fábrica de Villaverde Bajo a partir de 1959 y una cosechadora CLAS de 3,80 metros de corte.

Todo sigue avanzando y la COOPERATIVA SANTÍSIMO CRISTO DEL AMPARO va adquiriendo marcha de crucero, sus aciertos son cada vez más sonados, para satisfacción de sus fundadores, y su prestigio en el sector agrícola aumenta por momentos.

Ello anima a plantearse el contar con un buen equipo humano de trabajo y a buscar un mayoral para capitanearlo.

Se encomienda la gestión de contratarlo al Presidente y, de inmediato, repara en la llegada a Saelices hace dos años de un trabajador joven de Villanueva de Alcardete, del que se tienen muy buenas referencias, conocedor del campo y que también cuenta con buenas dotes humanas, para ponerlo al frente de LA CASA GRANDE que ya contaba con dos trabajadores fijos y dos eventuales socios de la Cooperativa.

Es contratado para tal cargo de mayoral Ángel Gallego quien permanece en la Cooperativa durante 35 años, hasta el momento de su jubilación, y que en la actualidad nos sigue prestando trabajos como asesor técnico de forma legal; dado conocer las tierras como la palma de su mano, los cambios de titularidad que han podido haber en ellas, lo que mejor pueden producir, etc.

Para cubrir la vacante al momento de su jubilación es nombrado su hijo José Ángel que ya llevaba trabajando en la Cooperativa durante dieciséis años como tractorista.

Los años transcurren hasta los momentos que ahora nos hayamos con más ingresos de parcelas hasta llegar a la cifra de 1.668 hectáreas en 2015, situadas no sólo en el término Municipal de Saelices sino también en los limítrofes de Montalvo, Carrascosa del Campo, La Puebla, Rozalén y un enclave de Huete, lo que viene a mostrar nuestra fe y la fuerza que ya impulsamos.

Durante todos estos tiempos se han vivido días de verdadera alegría, como por ejemplo el día que llega a nuestra Cooperativa el tractor JOHN DEERE modelo 8230 DT de 275 cv, el más grande en potencia de todos los que tenemos.

Al acto de su presentación en Tarancón organizado por Librado Loriente, concesionario de la marca, asisten el Presidente, Secretario, un tractorista y el Mayoral de la Cooperativa.

Sobre una pantalla se nos muestras las innovaciones que se han introducido en el nuevo modelo, pruebas de resistencia, fuerza de arrastre y dispositivos electrónicos incorporados para poder trabajar inclusive con conexiones a red de satélites.

Tomada la decisión de su compra por el Consejo Rector, su llegada a las instalaciones de LA CASA GRANDE despierta gran interés por conocer el buque insignia de los seis tractores que pasaran a formar la flota con la que contamos.

Al acto de entrega acude el Representante General de la marca en Cuenca junto con Librado Loriente y nuestros tractoristas, uno a uno, suben a su cabina, junto con un técnico, para conocer el manejo de su cuadro de mandos.

Se cierra el acto con la asistencia de un total de 15 personas y se toma una copa de vino español que ofrece la marca, pero sin estrellarse ninguna botella sobre su chasis de manera simbólica para no dañarlo.

No podemos dejar de repetir que de no haber sabido asumir y fortalecer el verdadero espíritu creativo de sus socios fundadores, la COOPERATIVA SANTÍSIMO CRISTO DEL AMPARO no se hubiera podido convertir en LA CASA GRANDE que ahora es, ni estar apoyada en tan firmes pilares, teniendo en cuenta que para triunfar en el campo con una agricultura de secano, como así es la nuestra, es necesario saber hacer bien las cosas siempre, hacerlas a tiempo, aceptar el comportamiento de la madre naturaleza —cada vez menos entendible—, contar con adecuados seguros de previsión de riesgos y asumir que estamos situados en el escalón más débil e indefenso de la cadena comercial de los productos que cosechamos, cuando llega el momento de tener que comercializarlos.